“Llevo dos años dirigiendo un equipo y sé que soy buen profesional, pero me cuesta relacionarme de manera tranquila. Siempre acabo discutiendo y llego a perder las formas y me pongo muy agresivo verbalmente. Es como que me siento atacado y trato de defenderme atacando, y luego, en casa, me avergüenzo. De las seis empresas por las que he pasado, en tres me han despedido y en las otras me he ido yo, siempre por lo mismo: las fuertes discusiones”.
(José Ramón)
Está consulta, que se publicó en el número 179 de la revista Psicología Práctica, nos llegó de mano de José Ramón para poner solución a su problema. Te exponemos la respuesta que se dio en su momento y los principales puntos acerca de este tema.
Nuestras relaciones con los demás
Estimado José Ramón, es normal que te preocupe esta situación. Lo importante es que te has dado cuenta de que quizás haya una parte de responsabilidad en ti, en esa manera de actuar y gestionar las situaciones conflictivas. Este es un gran paso para trabajar un problema, darse cuenta y querer hacer algo para cambiarlo.
Es cierto que en el colegio, el instituto y la universidad nos enseñan muchos conceptos, conocimientos, técnicas e información muy útiles para manejarnos en nuestro trabajo y hacerlo de manera efectiva.
Sin embargo, no nos enseñan a relacionarnos con los demás, a comunicarnos de manera productiva, a entender nuestras emociones y a saber gestionarlas. En definitiva, a saber lo que queremos y qué hacer cuando nos tenemos que enfrentar a un conflicto.
La buena noticia es que todas estas habilidades para gestionar el ambiente laboral se pueden aprender y entrenar. El coaching se basa precisamente en ayudar a que las personas se desarrollen personal y profesionalmente, y sean más efectivas y felices en sus vidas.
Separar lo profesional de lo personal
Por otro lado, entiendo que uno de los aspectos más importantes que te está limitando en tu trabajo, es la gestión de esa emoción que te sucede cuando sientes que te critican o juzgan tu trabajo. Esta distinción es útil, ya que a veces creemos que nos están juzgando o atacando a nosotros, cuando quizás esa crítica sea a nuestro trabajo.
Es decir, no es a “nuestro ser”, sino que es a “nuestro hacer”. A una forma que tenemos de hacer las cosas.
Gestiona las opiniones con respeto y contribuirás a crear un mejor ambiente laboral.
Se trata de una opinión que no habla de mí como persona, sino de algo que yo hago, que me están indicando o sugiriendo que puedo hacer mejor. Y en este sentido, puede haber opiniones que te gusten y opiniones que no, sugerencias que te sirvan y sugerencias que no.
Por eso, desde la libertad, podemos decidir si aceptar esa opinión o no, y también con respeto.
Además, entender que todos tenemos una parte de razón o de verdad también ayuda a aceptar otros puntos de vista, al menos a escucharlas, y así relacionarnos con cierto desapego o distancia emocional para poder gestionar mejor los conflictos o situaciones de confrontación que se sucedan en el ambiente laboral.
Publicado originalmente en la revista Psicología práctica num 179.
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