No saber si realmente estoy aprovechando el talento de los empleados es el primer paso para darte cuenta de que necesitas la ayuda de un coach en tu empresa.
El fin no siempre está en dar órdenes y marcar directrices, sino en ayudar a la plantilla a encontrar soluciones por sí misma, en un proceso lento, pero de escucha activa. Porque en una época de cambio constante los altos cargos no van a pasar de dar órdenes un día, a inspirar a su equipo al día siguiente.
Autoconocimiento: las necesidades del otro
Por eso, porque conseguir inspirar a toda una plantilla es una tarea compleja, debemos plantearnos por qué es así.
Todas las empresas están centradas en los clientes, en cómo hacerlos crecer, en cómo posicionarse en el mejor escalafón, olvidando algo muy importante: dónde está la propia compañía en la escala de prioridades.
¿Cuál es la frecuencia con la que una empresa dedica una parte de las horas laborales al autoconocimiento? Probablemente sea mínima.
Por ejemplo, los propietarios de empresas pequeñas centran su atención en las necesidades de los proyectos y clientes, sin prestar atención a todo lo que engloba a su negocio propio.
Se dedica poco tiempo a contestarse a uno mismo por qué empezó, por qué ha llegado a dónde está y hacia dónde tiene que ir.
Coaching para la transformación
El autoconocimiento es importante y más cuando grandes y pequeñas empresas se encuentran en un proceso de transformación constante.
Un coach es el agente idóneo para ayudar a contrarrestar reticencias y abrir la mente al cambio
Ser competitivos y tener claro que el mundo avanza a pasos agigantados gracias a la tecnología son los retos a los que las compañías se enfrentan.
En este caso la actitud y aptitud de la plantilla son básicas. Un coach es el agente idóneo para ayudar a contrarrestar reticencias y abrir la mente al cambio, poniendo sobre la mesa que los empleados son capaces de llevarlo a cabo.
Gracias a un coach se puede mejorar la autoestima y motivación de los componentes de una empresa.
Crecimiento personal y compromiso
El proceso de coaching centra sus esfuerzos en ayudar a los empleados a tener claro cuáles son las fortalezas y debilidades en su trabajo. Si bien, ayuda a reforzar el compromiso con la empresa, que en ocasiones se diluye.
Es necesario pararse a pensar por qué estamos bien en una empresa o cómo podemos crecer profesionalmente.
Debe quedarnos claro que esto no es un camino sencillo, que a nadie le gusta que venga una persona externa a decirnos qué hacemos mal o qué podemos mejorar, pero es el inicio de la ruta para crecer.
En definitiva, la ayuda de un coach se necesita en una empresa y más en un momento en el que los cambios repentinos y constantes están dejando en fuera de juego a las organizaciones.
Tomemos esto como un compromiso con el proceso que nos hará sentirnos mejor personal y profesionalmente, desde el equipo directivo hasta el último trabajador. ¿Lo hacemos?