Tanto en el entorno profesional como en el personal, la motivación es un aspecto fundamental a la hora de tomar decisiones. Es la base sobre la que impulsamos nuestras iniciativas hasta la consecución de los logros y las metas que nos fijamos.
Hay muchos factores que pueden influir en tu motivación y mantenernos siempre con un nivel alto de motivación es muy complicado, por no decir imposible. Hay que aceptar que la motivación no es lineal, todos tenemos días mejores que otros, por lo que no debes frustrarte si sientes que estás estancado en ciertos momentos.
Sin embargo, existen estrategias de motivación para ayudarnos a encontrar ese empujón que necesitamos y pasar a la acción enfocando nuestros esfuerzos y energías en lograr objetivos específicos, sin llegar a frustrarnos.
Pasos para estimular la motivación
Define tus objetivos
Sin duda alguna, es mucho más probable que te mantengas motivado si estás trabajando en algo que realmente tienes muchas ganas de hacer (en lugar de lo que otras personas quieren que hagas). Establece cuáles son los resultados a los que quieres llegar. Interioriza tus metas y propósitos para mantener siempre presente qué quieres lograr.
Escribir todos esos resultados puede ayudarte a visualizarlos y comenzar a estructurar tu recorrido. Al tener claros los objetivos podrás centrarte más fácilmente en la meta.
Divide el trabajo
Es más sencillo conseguir un objetivo yendo paso por paso. Divide el trabajo en tareas lo más pequeñas y concretas posibles y luego podrás ir aumentando el nivel. Comenzar por tareas pequeñas con descripciones claras te ayudará a visualizar más claramente tu meta y evitará que te sientas desbordado ante la magnitud de proyectos grandes.
Al hacer una división en partes alcanzables tendrás más claro el camino y aumentarás tu confianza y seguridad en ti mismo.
Elige y empieza
Ponte manos a la obra, la procrastinación es tu enemiga. ¿Cuántas veces hemos perdido el tiempo pensando en cómo íbamos a hacer algo en lugar de hacerlo?
Pasar a la acción es el primer paso para enfrentarte a esos miedos e inseguridades que puedan surgir en el proceso. Si sientes que tienes poco tiempo o falta de energía, concéntrate en tareas que sean más sencillas o cortas de hacer.
Haz las cosas sin prisa
A veces nos confiamos de poder hacer cosas en el menor tiempo posible y una vez que comenzamos a llevar a cabo la tarea nos decepcionamos al ver que esto no es así. Tómate tu tiempo, la autopresión por querer hacer todo rápido sólo te llevará a más frustración.
Sé realista con tu planificación y acepta los imprevistos como parte del proceso. Si estás cansado, lo más útil será descansar y retomar el proceso con más energía.
Busca tu fuente de inspiración
No podemos esperar siempre que la inspiración venga a nosotros, también debemos atraerla. Busca fuentes de inspiración en cosas que te gusten, desde escuchar una canción o ver una exposición hasta un paseo por el parque o comer en un restaurante que no conoces. Siéntete receptivo para encontrar la inspiración en cualquier cosa que te rodea.
Apóyate en los demás
En ningún momento hemos dicho que tengas que recorrer el camino sólo. Es difícil motivarse a uno mismo y si encuentras a alguien con quien compartir objetivos os podréis apoyar mutuamente. Únete a un taller, busca un profesor, comparte opiniones en foros… la ayuda y los puntos de vista de otras personas pueden dar un gran impulso a tu motivación.
Recompénsate
Todo trabajo debe tener su recompensa. Prométete algún tipo de premio para cada vez que realices una tarea o cumplas un objetivo y, de igual manera, utiliza el descanso como parte de esa satisfacción. Te mereces un respiro para que la motivación no disminuya y sigas nutriéndote de tu fuerza.