“Tengo que ir al gimnasio porque es mi propósito de año nuevo y no lo estoy cumpliendo”.
Es la frase que resuena en nuestra mente en el primer mes del año durante todos los días (o casi todos). Pero, ¿en qué momento el propósito ha pasado de ser una meta a convertirse en una obligación tal y como lo verbalizamos?
Cuando nos fijamos un propósito de año nuevo o cualquier otro objetivo a lo largo de nuestra vida social y profesional estamos tocando directamente al compromiso. No obstante, a la hora de alcanzar esos objetivos nos movemos constantemente entre la distinción compromiso y obligación.
Compromiso vs obligación en el propósito: el poder transformador del lenguaje
En un proceso de coaching el compromiso es fundamental ya que genera acción y cambio y, por tanto, aprendizaje. Estar comprometidos con algo influye en nuestras relaciones interpersonales y en la consecución de nuestras metas. Esto nos lleva a priorizar unas tareas frente a otras en función del nivel de compromiso.
Cuando nos comprometemos tenemos claro lo que queremos y desaparecen esos “tengo que…”, “no tengo tiempo” que estarían más ligados a una obligación. Aquí radica la importancia del lenguaje a la hora de medir nuestro nivel de compromiso, pues dependiendo del uso que le damos a las palabras, nos posicionamos en un lado u otro.
Seguimiento de las acciones y su alineación con el propósito
Esa meta que tenemos nos la hemos marcado nosotros mismos y para ello hemos elegido una cosa para renunciar a otras. Lo que nos interesa es preguntarnos con qué estamos comprometidos en cada situación, fijar un objetivo y poner en marcha las acciones para conseguirlo.
¿En qué nos puede ayudar un coach en este punto? En que permanezca la coherencia entre la meta y aquello con lo que nos comprometemos. Para ello resulta imprescindible hacer un seguimiento de las acciones con una serie de cuestiones.
Frases que delatan el compromiso o la obligación
A estas preguntas que realiza el coach en la fase de seguimiento le suceden unas respuestas que sentencian el nivel de compromiso en el desarrollo del alcance de los objetivos.
- Desde la obligación: “Tengo que….”, “es mi obligación…”, “si no hay más remedio…”, “no puedo romper un compromiso….”
- Desde el compromiso: “Quiero….”, “voy a ….”, “estoy dispuesto…”
El lenguaje, el cuerpo y la emoción: dominios de actuación importantes
Sin embargo, el lenguaje no es el único modelo a tener en cuenta a la hora de identificar cuándo una persona está comprometida con su objetivo o no.
La emoción también es relevante y de las respuestas mencionadas anteriormente se puede extraer mucha información. De aquellas relacionadas con el compromiso obtendremos comportamientos como expresión de rostro abierta, tronco y hombros expandidos, mayor seguridad en sus pasos…. En cambio, de las respuestas más focalizadas en la obligación obtendremos apatía y una corporalidad ausente de expansión.
Los propósitos empresariales también necesitan compromiso
Tras esta visión del propósito entendido desde el compromiso y la explicación de la dualidad a la que nos enfrentamos cada vez que hacemos un seguimiento del mismo, cabe preguntarse: ¿se puede trasladar todo esto a las metas profesionales? Por supuesto que sí.
En CORAOPS trabajamos para que los objetivos que nos fijamos en el entorno laboral se consigan desde el compromiso dando claves para entender cuándo estamos cayendo en sentirlo como una obligación. En este post parece todo muy rápido y fácil, pero es un trabajo que requiere constancia y sobre todo, un buen trabajo por parte del coach y del coachee. ¿Te gustaría aprender más sobre esta dualidad? ¿Te has quedado con alguna duda? Contáctanos y cuéntanos.