Ser adicto al trabajo ha llegado a convertirse en un trastorno que afecta a esa fracción de personas con empleo que dedican a sus tareas laborales una cantidad excesiva de tiempo y de energía.
Estos trabajadores suelen ejercer sus funciones de forma muy intensa y compulsiva de modo que las consecuencias de estos comportamientos son negativas para el trabajo y para la vida.
Workaholism no es sinónimo de ser el mejor
Ser adicto al trabajo, también conocido por su término anglosajón como workaholism, no está mal visto por la sociedad. Ante el común de los mortales alguien así se percibe como un trabajador nato.
De hecho, aquella persona que se comporta de esta forma se escuda en que lo hace por ofrecer a su familia, en casos muy genéricos, una vida de calidad.
Esto no quiere decir que sea el mejor en su campo. Casualmente puede que así sea, pero detrás de todo hay una incapacidad de mantener un equilibrio entre su vida personal y el mundo laboral.
¿Cómo sé que soy adicto al trabajo?
La mayoría de las veces, la persona que padece esta adicción no se percata de ello. Vive ensimismada en esa perspectiva y no puede salir de ella.
Por ello, los individuos que le rodean son los idóneos para invitarles a dar el paso y prevenir males mayores. ¿Qué comportamientos tiene una persona que sufre workaholism?
- Trastorno compulsivo de seguir trabajando.
- Dedicación de tiempo y esfuerzo excesivo.
- Muestra un desinterés continuo por cualquier otra actividad relacionada con su vida personal.
- Ejecuta tareas aun estando enfermo.
- Trabaja hasta bien entrada la madrugada con poco descanso diario.
- No sabe decir “No” a nuevos proyectos.
- En ocasiones su autoestima se basa en recibir reconocimientos por su amplia dedicación al trabajo.
Un trastorno con avance progresivo
Se puede decir que este estado tiene caracter evolutivo. En la primera fase se incrementarían los comportamientos autoritarios con la familia o con sus compañeros de plantilla e incluso puede existir un sentimiento de superioridad.
La depresión o los trastornos digestivos son algunas de las consecuencias de llevar esta adicción al extremo
Seguidamente aparece una disminución del rendimiento laboral como consecuencia del estrés. Esto va ligado a un comportamiento reticente con las personas de las que depende en lo laboral.
Por último y si no se ha parado a tiempo, surgirían complicaciones en la salud. La depresión o los trastornos digestivos son algunas de las consecuencias de llevar esta adicción al extremo.
Las empresas pueden ponerle solución
Es innegable que para estar bien, primero hay que hacer autoconomiento para luego poder afrontar nuestro entorno.
Por ello es bueno asistir a talleres en los que trabajar competencias emocionales y aprender técnicas para gestionar el estrés que provoca el no trabajar. Además, es necesario involucrarse en grupos de apoyo con compañeros que se encuentren en igualdad de condiciones e intentar comprender los motivos por los que el trabajo ha pasado a ser un refugio.
No obstante, las empresas también tienen un papel importante. Pueden colaborar reduciendo las jornadas excesivamente largas y distribuyendo horarios más flexibles.
Realizar un control del horario evitando premiar a aquellos que se exceden en tiempo, puede ser otra pauta a tener en cuenta por las organizaciones.
En definitiva, trabajar en exceso no hará que la realización sea mayor. Hay que saber crear equilibrio entre la vida laboral y la personal para así poder aprovechar al máximo todas las horas que el día nos brinda, pero sin generar males en nosotros mismos.
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